CRÓNICA: MARIO CABRERA ES LA DANZA JAROCHA


| 26 de Junio 2016 | 00:00 hrs.

Redacción Crónica Veracruz

Fotografía Enrique Cerino y archivo familia Cabrera Salgado


Veracruz, Veracruz a 26 de junio de 2016.- Entre verdes cañaverales, donde se une el río Jamapa con el mar nació y creció el bailarín Mario Cabrera Salgado. Homenajeado en el Teatro de la Reforma por una vida en la danza folklórica veracruzana, disciplina que desarrolló durante 76 años de carrera artística.


Entre sus contribuciones se encuentran 54 combinaciones de pasos y la evolución del traje de jarocho desde el sombrero hasta los zapatos.


De familia humilde, Mario Cabrera creció entre un pequeño pueblo de hombres y mujeres que de día pescaban y de noche cantaban y bailaban. Aquel lugar que vivía de las bondades del mar es Boca del Río, ahora uno de los municipios con la actividad comercial y turística más importante en la zona centro del estado.


“Nací un 22 de julio de 1933 y creo que comencé a bailar desde que Dios me dio la oportunidad de comenzar a caminar”, dice el bailador.


A los cuatro años inició en su arte. Su padre “Daniel Cabrera era un buen músico. Tocaba jarana, arpa, violín y cantaba muy bien. Yo, desde niño me enrolé en ese ambiente, y creo siempre tuve buen oído para la música. Aunque no toco ningún instrumento”.




[caption id="attachment_93277" align="alignleft" width="450"]BAMBA Mario y Zita Zita y Mario Cabrera bailando la Bamba[/caption]

A los 11 años, Cabrera Salgado realizó su primer gira a la Ciudad de México, de forma profesional. Sin embargo, uno de los episodios de infancia que recuerda con cariño fue la visita del presidente Manuel Ávila Camacho, cerca de 1945, cuando en una gira oficial llegó a un hotel de madera cerca de lo que ahora es el hotel Mocambo.


“Ahí le bailamos al presidente Ávila, éramos ocho parejas y mi hermana era directora del grupo, ella tocaba, cantaba y bailaba. Tanto le gustó el número al general que nos dejó 500 pesos para nuestro vestuario”, agrega.


Además de su venía gubernamental, el presidente Manuel Ávila Camacho dejó “encargado al ballet con el Capitán veracruzano Carlos A. Serrano, que era muy amigo del presidente, para lo que nos hiciera falta, vestuario o zapatos. Lo que fuese”.


LA EVOLUCIÓN DE SU BAILE Y LAS 54 COMBINACIONES


Mario Cabrera creció como uno de los bailarines más importantes en la zona, todavía no conurbada, de Veracruz-Boca del Río. Él y su hermana Zita protagonizaban bailes y encuentros locales, estatales y nacionales de folklor.


Relata que un buen día del año 1955 se encontró con el decimista y músico Rutilo Parroquín y lo invito “a un encuentro de bailadores cubanos y españoles en el parque Ciriaco Vázquez”. Confiando en su buena condición y su talento bailó toda la noche y disfrutó de la compañía de compañeros y nuevos amigos.


A la mañana siguiente, el diputado Mario Vargas Saldaña realizó un encuentro con algunos turistas en la plazoleta central del ayuntamiento de Veracruz y supo que Cabrera estaba en la ciudad.


“Me mandó a buscar porque sabía que estaba por los Portales y me invitó. Cómo era muy mi amigo y fuimos compañeros en la primaria no me podía yo negar”. Pero a pesar de la juventud, los estragos de una noche sin descanso mermaron su forma de zapatear.




[caption id="attachment_93273" align="alignright" width="407"]IMG_1276 Cabrera Salgado creó 54 pasos al baile veracruzano.[/caption]

“Me cansé enseguida. Me dio un tirón en el tobillo y terminó la presentación. Ahí concluyó la función. Fue cuando me di cuenta que se tenían que mejorar los pasos del antiguo fandango, para hacerlos más vistosos y menos cansados”.


Luego de “limpiar algunos pasos que ya tenía” se dio a la tarea de crear secuencias y combinaciones y comenzarlas a unir con los ritmos del Son Jarocho.


Muchos años después su amigo Miguel Vélez Arceo, director del ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana, lo invitó a una fiesta en Xalapa con todos los bailarines, músicos y personalidades de la cultura jarocha.


“En esa fiesta Miguel me puso a bailar el Jarabe Loco, que por ir en cámara lenta es mejor, y se puso personalmente a contar cada uno de los pasos que tenía. Resultaron ser 54 pasos distintos para el baile jarocho”, asegura Mario Cabrera.


Esos pasos nacieron desde una caída con una pierna por una duela mal colocada en el teatro Felipe Carrillo Puerto (ahora Francisco Javier Clavijero de Veracruz) hasta el sorteo del lodo caminando por las vías del tren.


“Un día, nomás de puro loco, me puse a imitar con los pies el sonido que hace un perro y de ahí salió otro paso (…) me gusta el fandango, pero se me hacía monótono. Yo hice eso para mejorar, para darle más proyección a mí tierra”, dice el hombre del zapateado veracruzano.


 

A ÉL LE GRITAN “JAQUETÓN”

[caption id="attachment_93334" align="alignright" width="411"]veracruz-plaza-1970s-a-bancas-palacio-1-aguapasada Fotografía. Aguapasada. Veracruz a mediados de los años 70[/caption]

La palabra Jaquetón, según el diccionario, es un antiguo nombre que recibían los tiburones. En Veracruz, popularmente, la palabra va dirigida a una persona presumida, retadora o coqueta. Mario Cabrera es conocido en el gremio popular como “El Jaquetón”, por el son que su amigo Alberto de la Rosa le compuso hace unos cuarenta años.


La historia cuenta que en el año de 1975 en la primera y única visita de la reina Isabel II al puerto de Veracruz, el gobierno federal, estatal y la Universidad Veracruzana orquestaron un ofrecimiento cultural.


En aquel entonces Telesistema Mexicano (ahora Televisa) organizó una presentación “y Jorge Saldaña trajo a un conjunto que tocaba muchos ritmos que se llamaban Los Aguilar. Y quisieron apantallarme a mí y a Beto de la Rosa tocando la Bamba, cual si era el Jarabe Loco”.


Para acabar con las fanfarronadas de Los Aguilar Mario Cabrera entró a bailar el Jarabe Loco a contratiempo, “al ver que bailaba así no supieron seguirme y se pararon”. Fue ahí que Cabrera y de la Rosa comenzaron a bromear sobre el desafortunado encuentro con el conjunto capitalino.


Meses después, en una gira a Venezuela con el Ballet Folklórico de la Universidad Veracruzana, Alberto de la Rosa fue interceptado por otros compañeros folkloristas que elogiaron la música veracruzana.


Sin embargo, también presumieron sus nuevas composiciones “y le preguntaron a Beto si él tenía algo compuesto. Y no tenía nada nuevo, pero recordando esa anécdota creo el son y a mí se me hizo algo muy chistoso. Vivo agradecido con mi amigo por esa dedicatoria porque sé ha llevado esa canción a muchos lugares”.


El Jaquetón es una de las primeras creaciones del conjunto Tlen Huicani representante internacional de la cultura veracruzana y nacido en el seno de la universidad, presenta en sus espectáculos esta canción:


 

 

EL TRAJE DE JAROCHO

Entre otras de sus contribuciones fue haber impuesto los zapatos blancos al traje. “Porque el traje todo de blanco sí se usaba, era como de gala, pero los botines resultaron de una recomendación de mi cuñado Jorge Pérez, que también bailó”.


IMG_1278El maestro mandó a hacer sus primeros botines blancos en una fábrica que se encontraba donde ahora es la tienda de electrodomésticos Morelli, en el callejón de la Campana. “Pero era muy boludos, no bonitos como ahora que son completamente blancos y estilizados”.


En una presentación en El Lencero, para el gobernador Marco Antonio Muñoz Turnbull, el bailador se encontró con el conjunto Los Costeños de Andrés Huesca “ya sin Andrés, pues había fallecido”. Cuenta que los músicos capitalinos lo vieron y gustaron de ese color.


“Después de esa presentación, cuando fui a México a visitar a unos amigos, ya todos los ballets, hasta el de Amalia Hernández, traían los botines blancos”.




  • Maestro, ¿cómo fue su relación con Amalia Hernández?

  • El ballet era muy grande y muy bonito, pero realmente no bailan mucho y no hacen los pasos como deberían de ser. Pero bueno, es un estilo y es muy respetable.


El cambio del sombrero de palma amarilla a uno de jipijapa campechano fue por comentario de uno de sus amigos “los Exome que tenía una tienda de uniformes escolares. Él fue el que me trajo los dos primeros sombreros jipi al puerto”.


A diferencia del sombrero de palma, el jipi aguanta sol, no cambia su color, incluso puede hasta lavarse.




  • ¿Y con la pañoleta en el cuello?

  • Bueno, eso fue retomado de un bailarín que le decíamos Él usaba la pañoleta y después yo también la usé. Pero casi no nos llevábamos, me decía que yo bailaba horrible y no sé qué tantos oprobios…

  • ¿Eran enemigos?

  • Pues no, pero él dejó de bailar y se hizo músico. En cambio yo sí seguí bailando mucho tiempo.


El boqueño impartía clases para la escuela municipal de artes del ayuntamiento y desde 1979 se integró al equipo artístico de la Universidad Veracruzana. Todo ese año trabajó con Miguel Vélez Arceo, director del ballet folklórico UV, y el entonces rector Roberto Bravo Garzón le confirió la responsabilidad de fundar un ballet en el puerto de Veracruz.


Desde ese momento, ayudado por Alberto de la Rosa, buscaron músicos y bailarines para fundar el ballet del puerto y el conjunto Nematatlín que hasta la fecha, con 36 años de carrera, trabajan en el centro de la ciudad.


MARIO CABRERA Y EL HOMENAJE




  • Maestro, ¿A usted le gustan los homenajes?

  • Pues no me hacen daño

  • ¿Cuál fue el premio que más le gustó?

  • Bueno, hay dos premios que recuerdo con aprecio. El de Bellas Artes y el premio Decano de la UV.

  • ¿Cuál le gustó más?

  • El de la UV, porque ese venía con dinero – menciona Cabrera con una sonrisa pícara en el rostro.


El maestro Cabrera ha sido galardonado en el año 2015 con el premio Una vida en la danza por sus 73 años de carrera en la enseñanza y proyección del folklor jarocho. En 2013 recibió el premio Decano de la Universidad Veracruzana, por sus 33 años al frente de la compañía porteña y fue homenajeado por el Ayuntamiento de Veracruz como ciudadano distinguido por ser fundador del ballet folklórico de la Ciudad de Veracruz. Recorrió en compañía del ballet de la Universidad Veracruzana foros en Canadá, Estados Unidos y Japón.


Participó en películas como Huapango (1937) y La Bamba (1948) donde mostró sus pasos de baile para el celuloide.


Alguna vez el decimista tlacotalpeño Guillermo Cházaro Lagos dijo que:


 “Mario Cabrera es la danza,


danza del mar y del viento


que aflora del Sotavento


con el brío y la pujanza,


de mi tierra… ¡Que así danza!


Jarocho son sublimado


que un astro rey del tablado


con nuevas luces recrea


¡Clave azul que pasea


su son recién estrenado!


Mario Cabrera es un hombre moreno, con arrugas en su rostro, al que siempre se le ve de guayabera de manga corta como buen boqueño que es. A él no le interesó nunca el dinero o la fama “pues Boca del Río es mi tierra y mi casa. Más de una vez Andrés Huesca y Lino Chávez me dijeron que me fuera a México, pero no. Nunca quise”.


Ahora, todas las tardes de los lunes, miércoles y viernes se presenta en las instalaciones de Difusión Cultural de la Universidad Veracruzana para supervisar el trabajo de su ballet.


Desafortunadamente, desde hace 15 años el maestro Mario dejó de bailar por una lesión fuerte en la pierna izquierda “que no me deja afianzar el pie bien”. Pero eso no lo detiene para soltar una sonrisa y disfrutar se su trabajo escolar.


Ahora baila a través del cariño de sus alumnos a quienes aconseja sobre los pasos perfectos que él inventó. Mario Cabrera es la materialización del baile popular sotaventino. Él es la danza jarocha; y a pesar de todo su alma seguirá bailando mientras haya mundo.


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