Trump usa chaleco de limpieza y aviva polémica racista
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Estados Unidos | 31 de Octubre 2024 | 12:22 hrs.
Excelsior
Aun en el marco de una campaña electoral que ha resultado extraña, los últimos cuatro días han sido inéditos.
Todo comenzó el domingo, cuando Donald Trump llenó el Madison Square Garden, la icónica arena neoyorquina.
El mitin debía ser una muestra de fuerza en una ciudad en la que el empresario siempre se ha sentido desdeñado, donde la élite económica no ha sido rápida en admitirlo en lugares exclusivos como los clubes de golf, cosa que él evidentemente resiente.
En términos de asistencia, el acto fue un éxito. Sin embargo, la nota no fue esa sino varias expresiones discriminatorias, como la del comediante Tony Hinchcliffe, uno de los oradores invitados, quien dijo que Puerto Rico era “una isla de basura flotando en medio del océano”.
Parecía que Trump terminaría la campaña en medio de esa polémica, justo cuando no podía prescindir de los votos de la numerosa comunidad puertorriqueña en Pensilvania, un estado clave para ganar la elección. Durante dos días, el aspirante republicano fue señalado como “racista”, “nazi”, “fascista” y “hitleriano”, entre otros calificativos.
Sin embargo, la noche del martes, en una transmisión por Zoom para la organización Voto Latino, el presidente Joe Biden tuvo una expresión que volteó por completo la discusión. “La única basura que yo veo son sus simpatizantes”, pareció decir Biden.
La frase no era muy clara, pues la dijo en medio de su característico tartamudeo. Al día siguiente, la Casa Blanca quiso aclarar que el mandatario dijo algo distinto. Según la oficina presidencial, había un apóstrofo silencioso en las palabras de Biden que cambia el sentido. Según esto, afirmó que la única basura que veía era “la de su simpatizante”.
KAMALA HARRIS SE DESMARCA
Sin embargo, la explicación no convenció a nadie. Incluso la vicepresidenta Kamala Harris, la candidata demócrata, tuvo que deslindarse. “No estoy de acuerdo en calificar a la gente por el partido por el que vota”, comentó.
El dicho de Biden permitió a los republicanos zafarse de las críticas por el chiste de Hinchcliffe. Trump lo usó a su favor. Durante la misma noche del martes y la mañana de ayer, él y sus simpatizantes se dijeron indignados de que los llamaran “basura”. Y así como creó un happening yendo a “pedir trabajo” a un restaurante McDonald’s, donde se dejó ver, en mandil, entregando comida a supuestos clientes, ayer Trump se vistió de trabajador de limpia, enfundado en un chaleco naranja brillante.
En el aeropuerto de Green Bay, Wisconsin —donde recibiría el apoyo de Brett Favre, exmariscal de campo de los Empacadores—, un camión de basura recién pintado con el nombre del candidato se estacionó junto al avión de Trump, que acababa de aterrizar. El republicano bajó de la aeronave, se puso el chaleco y se subió al camión, donde dio unas declaraciones y se dejó fotografiar. Se le notaba francamente divertido con la travesura. Más tarde, llegó al mitin sin quitarse el chaleco.
En medio de sus usuales descalificaciones de Biden y Harris, Trump aprovechó para mostrar que nuevamente había ganado la narrativa a los demócratas, arrebatándoles el mensaje para la clase trabajadora. “Les mando un saludo a los trabajadores de limpia”, dijo. “Hacen un trabajo tremendo, realmente importante”.